martes, 31 de enero de 2012

Atardecer en Siete Picos

El pasado domingo, en vista de que había algunas nubes curiosas cuando empezaba a caer el sol, decidí subir a los miradores de los poetas a ver si pillaba un atardecer interesante. Hacía un frío atroz y bastante aire, pero las últimas luces del día compensaron con creces el esfuerzo.

Subí con la idea de captar un cielo atractivo sobre los pueblos de la Sierra de Guadarrama, pero una vez allí me encontré con que el verdadero espectáculo se estaba produciendo sobre las montañas, justo a la espalda del Mirador de Vicente Aleixandre y del de Luis Rosales. La luz dorada de los últimos rayos de sol confería a Siete Picos un aspecto sobrecogedor.


La buena luz duró apenas unos minutos, pero justo cuando ya parecía que la noche se adueñaba de la ladera de Siete Picos, el Sol dibujó esta curiosa forma de luz roja en su ladera. Pura magia.

Inicié el camino de regreso ya de noche, con mucho frío y con las imágenes del atardecer todavía en la cabeza. Y siempre la misma pregunta: ¿qué habrá en la tarjeta?


martes, 24 de enero de 2012

Recuerdos del Vignemale

Es frecuente entre quienes amamos la montaña que tengamos cada uno un lugar al que siempre queremos volver, ese sitio del que, si pudieras, no te irías nunca, esa montaña que no dejarías de mirar, que subirías una y mil veces sin importarte el cansancio. En mi caso esa montaña es el Vignemale. Sus 3.298 metros de altitud son un auténtico monumento a la belleza, y su vista desde Oulettes de Gaube, en el Pirineo francés, es el paisaje montañoso con más encanto que he contemplado hasta la fecha.

Tuve la suerte de poder pisar su cima hace ya dos años y medio, pero lo que con mayor intensidad recuerdo de aquella inolvidable ascensión es, por encima incluso de los momentos en la cumbre, un precioso amanecer desde Oulettes de Gaube que la montaña nos regaló justo antes de que nos despidiéramos de ella. Aquella mañana, a pesar del cansancio acumulado tras dos días de ascensión, madrugué para intentar captar con la cámara todas esas sensaciones que la montaña me transmitía. No sé si lo conseguí, pero esta foto me acerca todavía hoy a aquellos momentos irrepetibles. Gracias, Vignemale.