Lo zona de Cinque Torri tiene una serie de características que la hacen especialmente atractiva para el fotógrafo. Las cinco peculiares formaciones rocosas de las que toma su nombre son sin duda el motivo principal por el que mucha gente se acerca a este singular paraje, unos para fotografiarlas, otros para intentar alguna vía de escalada y otros, simplemente, para contemplar la belleza de tonos anaranjados y grisáceos de su roca.
¿Cinque Torri? Dependiendo del punto de observación que escojamos el panorama cambia por completo, de tal forma que unas torres van desapareciendo y otras parecen brotar de la nada. Rara vez son cinco las que se recortan contra el horizonte, pero más allá del entretenimiento que supone tratar de identificarlas, sus inmediaciones ofrecen un cambiante paisaje en el que los prados se alternan con zonas arboladas y plantas de todo tipo. Me gustó el contraste entre el verde mullido de esta pradera y los tonos naranjas de la roca, así que escogí el encuadre y esperé un buen rato a que unos oportunos rayos de sol iluminaran las torres.
¿Cinque Torri? Dependiendo del punto de observación que escojamos el panorama cambia por completo, de tal forma que unas torres van desapareciendo y otras parecen brotar de la nada. Rara vez son cinco las que se recortan contra el horizonte, pero más allá del entretenimiento que supone tratar de identificarlas, sus inmediaciones ofrecen un cambiante paisaje en el que los prados se alternan con zonas arboladas y plantas de todo tipo. Me gustó el contraste entre el verde mullido de esta pradera y los tonos naranjas de la roca, así que escogí el encuadre y esperé un buen rato a que unos oportunos rayos de sol iluminaran las torres.
No es de extrañar que tan particular monumento natural atraiga a escaladores de todos los niveles, así que desde el primer momento traté de localizar en las paredes de las torres alguna cordada a la que el aparente riesgo de tormentas no le hubiera impedido salir a medirse con la roca. Una vez más, el teleobjetivo fue mi gran aliado.
Si los escaladores disfrutan tratando de alcanzar la cima de las torres, las marmotas lo hacen yendo de aquí para allá a través de los frescos prados de los alrededores. Tuve la ocasión de fotografiar unas cuantas, pero esta parecía encontrarse especialmente cómoda delante de la cámara. ¿Qué buscarán sus ojos en la lejanía?
Y así, entre escaladores y marmotas, discurrió aquella agradable tarde de julio.
Días después, cuando nos encontrábamos inmersos en otra aventura fotográfica completamente diferente, observamos la silueta de Cinque Torri en la lejanía. La perspectiva no tenía nada que ver con la que nos ofrecían localizaciones más cercanas y la luz parecía interesante, así que no dudé en sacar la cámara del macuto y esperar a que el sol iluminara las torres y dejara en sombra el promontorio sobre el que se asientan.
Hice la foto, guardé la cámara y continuamos nuestro camino, pero durante un buen rato varias preguntas rondaron mi cabeza: ¿Cuántas marmotas estarían correteando en ese momento por aquellas praderas? ¿Cuántos escaladores habría en ese preciso instante tratando de completar su vía soñada?