Recorrido:
Día 1: La Plataforma, Los Barrerones, Laguna Grande, Portilla de Los Machos, Casquerazo, Portilla de los Machos, Portilla de los Hermanitos, Laguna Grande (refugio Elola).
Día 2: Refugio Elola, Portilla del Crampón, Almanzor, Cuchillar de Ballesteros, Venteadero, Canal de los Geógrafos, Laguna Grande, Los Barrerones, La Plataforma.
A las seis de la mañana salí de Madrid con mi amigo Carlos con la intención de empezar a caminar con las primeras luces del día. Tras dejar el coche en La Plataforma comenzamos a subir Los Barrerones a buen ritmo, aunque algo fatigados por el considerable peso de nuestros macutos. El peso adicional del saco de dormir y la comida para los dos días de montaña que nos esperan ralentizan nuestro paso según se va empinando el terreno, pero las vistas desde mirador de Los Barrerones compensan el cansancio acumulado.
Las cabras campan a sus anchas por este terreno que tan bien conocen y se pasean entre las rocas buscando algún resto de comida que alguien haya dejado olvidado. Aunque ya son viejas conocidas, siempre me sorprende la destreza con la que saltan de roca en roca y la facilidad con la que se desplazan en un terreno tan caótico. Algunas se muestran especialmente dispuestas a colaborar cuando saco mi cámara de fotos.
Durante el camino de descenso hacia la Laguna Grande, la ruta por la que subiremos al Casquerazo va apareciendo cada vez más clara frente a nosotros. La Portilla de los Machos nos desafía todavía en la distancia y no puedo evitar recorrerla mentalmente una y otra vez. Conozco bien la subida y sé que es asequible, aunque exigente. Lo que no tengo tan claro es el camino que hay que seguir desde allí para llegar hasta la cima del Casquerazo. Desde aquí abajo parece que, una vez alcanzada la portilla, simplemente hay que girar hacia la izquierda y recorrer los últimos metros, pero el recuerdo que tengo es que antes de alcanzar la cima hay algún que otro paso comprometido.
Casi sin darnos cuenta llegamos a la Laguna Grande, que tendremos que rodear para llegar al refugio Elola, donde tenemos reservada noche y cena.
Tras avisar de nuestra llegada en el refugio, comenzamos la ascensión a la Portilla de los Machos por un camino hitado que progresa por el lado izquierdo. Liberados del peso de los sacos de dormir y de parte de la comida vamos ganando altura a gran velocidad.
Desde las inmediaciones de la Portilla de los Machos la cumbre de La Galana presenta a lo lejos un aspecto imponente, por lo que decido montar el tele y acercarla unos cuantos cientos de metros.
Cuando nos separan pocos metros de la cima del Casquerazo echo la vista atrás. La cumbre del Almanzor, objetivo que tenemos fijado para el domingo, se yergue en la lejanía tratando de tocar el cielo.
El camino hasta la cumbre del Casquerazo está bien marcado, pero tiene un par de tramos en los que hay que extremar la precaución para evitar cualquier resbalón inesperado. No tiene pasos especialmente complicados más allá de un par de entretenidas trepadas, pero la caída es considerable. Superados los últimos metros, alcanzamos por fin la cima. ¡Qué gozada de vistas!
Ya de regreso a la Portilla de los Machos me entretengo de nuevo un rato con el tele fotografiando la peculiar forma de la Laguna Grande.
Retomamos el descenso y a los pocos minutos me vuelvo para mirar hacia la cima del Casquerazo. Un momento, ¿ese bloque que se ve ahí arriba es donde me subí antes? Tiene pinta, me contesta Carlos que, como adivinando mis pensamientos, se ofrece para hacerme una foto si decido volver a subir. Dicho y hecho. Le dejo la cámara con la exposición preparada, le indico el encuadre que más atractivo me parece y... ¡otra vez para arriba! Alcanzo la cumbre en apenas un cuarto de hora y le hago señas para que dispare.
Cuando llego de nuevo a su altura reiniciamos nuestro descenso. Vamos todo el rato pegados a la imponente pared de nuestra derecha. Demasiado a la derecha, quizás, tanto que de repente nos damos cuenta de que tenemos a tiro la Portilla de los Hermanitos, hacia la que dirigimos nuestros pasos para, tras un breve descanso, continuar bajando.
Ya cerca de la Laguna Grande nos acercamos a una de las múltiples pozas de aguas cristalinas que hay por la zona. En un principio pensamos acercarnos a la famosa Charca Esmeralda, pero está tan concurrida que finalmente optamos por remojar nuestros pies en otra cuyas aguas nada tienen que envidiar a las de la primera.
Hago un último retrato a este agradecido ejemplar de cabra antes de irnos a cenar al refugio...
... y nada más salir, con la digestión apenas empezada, observamos que las nubes se acercan al horizonte. El atardecer promete, así que cogemos el trípode y subimos unos metros hasta la poza donde habíamos estado descansando hacía apenas unas horas. Cuanto más avanza el atardecer más difícil se me hace encontrar palabras que lo describan.
A las siete de la mañana del domingo ya estábamos de camino a la cima del Almanzor. El amanecer nos alcanzó llegando a la Portilla del Crampón y el espectáculo de luz y silencio volvía a ser sobrecogedor.
Recorremos los últimos metros de la portilla y accedemos por fin a la cara sur del circo para iniciar el ataque a la cumbre. Esta subida la conozco mejor que la del Casquerazo, pero el aire comienza a soplar cada vez con más fuerza y me hace dudar durante unos segundos de si lograremos llegar a la cima.
Avanzamos con precaución siguiendo una vez más los hitos que llevan a la cumbre cuando nos cruzamos con tres personas que han pasado la noche en la antecima. Uno de ellos se queda esperando mientras los otros dos suben al Cuerno del Almanzor, ascensión que tras casi una decena de subidas al Almanzor todavía no me he atrevido a hacer y, visto el aire que hace, parece que la deuda seguirá pendiente.
Últimos metros de desnivel, últimos pasos delicados donde toda precaución es poca y... ¡cimaaaa!
Nos hacemos las correspondientes fotos de cumbre y el aire nos obliga a retirarnos en apenas dos minutos. Hacemos con precaución los destrepes y decidimos atravesar el Cuchillar de Ballesteros hasta el Venteadero para descender por la Canal de los Geógrafos hasta el refugio. Y de allí al coche tras dos días inolvidables en el Circo de Gredos, que nunca defrauda, que siempre sorprende y que siempre se despide invitándonos a volver.
*No quería cerrar el post sin agradecer expresamente a Carlos su buena disposición y su paciencia a la hora de seguir mis indicaciones sobre encuadres, exposición y demás aspectos fotográficos en cada una de las fotos que le pedí que me hiciera con mi cámara y que aparecen en este reportaje. Gracias mil, compañero.
6 comentarios :
Menudo cabra estás hecho! :-p
Algún día de estos voy a tener que pedirte consejo para hacer alguna ruta "fácil" por la sierra madrileña, y de paso sacar alguna foto ;-)
Un saludo!
Me ha encantado Fede!
Un besote,
Ari
Un pasote de reportaje! Espero poder acompañarte en próximas salidas!
Un abrazo fuerte,
Maning
¡Buenas a los tres!
Para mdaf: Cabras las de Gredos, jejeje. Rutas por aquí hay muchas y de todas las dificultades. Unas son más fotogénicas que otras, eso sí, pero no necesariamente las más difíciles son las más fotogénicas. Pregunta todo lo que quieras, que será un placer echarte una mano. ¡Saludos!
Para Ari y Manu: ¡Me alegro de que os haya gustado chicos! Maning, a ver is este invierno caen unas buenas nevadas y sacamos pronto los pinchos, jejeje. ¡Un abrazo a los dos!
Fantástica ruta y muy buenas fotos. Menudo yuyu da el cuerno del Almanzor.
Saludos
Sí que da yuyu,sí, jeje.
¡Salud!
Publicar un comentario