domingo, 30 de diciembre de 2012

Feliz año 2013... ¡y que la luz nos acompañe!

Con este atardecer desde el refugio de Bayssellance os deseo un feliz año 2013 repleto de inolvidables momentos fotográficos. Mis mejores deseos lumínicos para todos. 


viernes, 21 de diciembre de 2012

Adiós, otoño, adiós. Abedular de Canencia

Se marcha el que ha sido uno de los mejores otoños que recuerdo en la Sierra de Guadarrama. Un otoño lento y lleno de matices que se ha dejado fotografiar fin de semana tras fin de semana como pocos. Desde hace tiempo tenía guardadas unas fotografías del Arroyo Sestil de Maillo a su paso por el Abedular de Canencia para despedir la estación como se merece. Ojalá el invierno que entra sea tan auténtico como el otoño que se va.












lunes, 12 de noviembre de 2012

Fotografiando bosques en la Sierra de Urbasa (Navarra)


Uno de los principales atractivos de la Sierra de Urbasa son los bosques. Cuando estuve allí tuve la oportunidad de visitar algunos de ellos y, aunque a la zona quizá le faltaba un puntito para estar completamente otoñal, una ligera nevada y algo de niebla le daban un ambiente único que había que aprovechar.



Si ya es complicado transmitir la belleza de un paisaje con una fotografía, en el caso de los bosques los problemas se multiplican. Hay que darle muchas vueltas para encontrar una composición en la que los elementos tengan cierto orden y no sea todo demasiado caótico, por no hablar del contraste extremo que se produce entre la oscuridad del suelo y la luz blanquecina que se filtra entre las hojas de los árboles.

Un recurso que suelo utilizar consiste en elegir un ejemplar que destaque sobre los demás para darle un peso importante en la imagen, haciendo que ocupe buena parte de ella y que el resto de la composición gire en torno a ese motivo principal. Un tronco cubierto de musgo con unas hojas verdes me sirvió esta vez como base de la composición.


Para solventar los problemas que señalaba al principio, trato siempre de evitar superposiciones incómodas entre los troncos de los primeros planos e intento que, si decido incluir la parte más alta del bosque en la composición, la zona sea lo suficientemente tupida como para que las inevitables zonas quemadas no tengan demasiado protagonismo en la imagen final. En este caso no fue difícil, porque los árboles conservaban aún una buena cantidad de hojas en sus ramas.

Por último, algo de niebla puede ser nuestro gran aliado si lo que buscamos es transmitir la impresión de que el bosque continúa más allá de donde la fotografía muestra. Aquel día no era especialmente densa, pero sí lo suficiente para producir ese interesante efecto.


martes, 30 de octubre de 2012

El Nacedero del río Urederra (Navarra)

Era uno de los parajes de Navarra que más ganas tenía de fotografiar, y este fin de semana, por fin, tuve la oportunidad de hacerlo. El Urederra es famoso por el color azul turquesa de sus aguas, pero este sábado, debido a las fuertes lluvias de los últimos días, arrastraba tantos materiales que había perdido su característico color. Poco importó, porque el Urederra, paletas cromáticas aparte, es uno de los ríos con más posibilidades fotográficas de nuestra geografía. Sus numerosos saltos de agua, dignos de los mejores cuentos de hadas, dan fe de ello.


Al otoño le quedarían probablemente cuatro o cinco días para estar en su apogeo, pero el color amarillo de las hojas ganaba poco a poco terreno al verde.



En algunos remansos el azul hacía intentos de devolver al río el color al que debe su fama...

... mientras el agua continuaba con su exhibición de saltos imposibles.


Y todo ello bajo la atenta mirada de los árboles, más pendientes del espectáculo del río que de convertirse en los protagonistas del otoño.


Hasta la próxima, Urederra, ha sido un placer. Regresaré a finales de la primavera que viene con la esperanza de conocer el azul de tus aguas. Mientras tanto, que pases un buen invierno.



lunes, 22 de octubre de 2012

Últimas luces, primer cumpleaños

El sábado pasado tuve la suerte de presenciar un atardecer de esos que se quedan grabados en la retina durante mucho tiempo. En la retina y en el sensor de mi cámara, porque al ver que las nubes se aproximaban al horizonte cuando se empezaba a poner el sol, decidí acercarme a un mirador que hay cerca de mi casa y esperar un rato a ver si la luz se ponía de mi parte. Aquí está el resultado, con el que celebro además el primer año de este blog que echó a andar el 19 de octubre de 2011. Un saludo a todos y muchas gracias por mantener activo con vuestras visitas y comentarios este pequeño rincón de la Red.











lunes, 10 de septiembre de 2012

Gredos: Casquerazo y Almanzor (2.592 m) [RUTA]

Hace una semana hice una escapada a Gredos de esas que quedan grabadas en la memoria durante mucho tiempo. Además de subir el Casquerazo y el Almanzor, tuve la suerte de poder contemplar uno de los atardeceres más bonitos que recuerdo en la montaña. Ambas ascensiones las hice por las rutas normales, que inesperadamente estaban muy poco transitadas ese fin de semana.

Recorrido:
Día 1: La Plataforma, Los Barrerones, Laguna Grande, Portilla de Los Machos, Casquerazo, Portilla de los Machos, Portilla de los Hermanitos, Laguna Grande (refugio Elola).
Día 2: Refugio Elola, Portilla del Crampón, Almanzor, Cuchillar de Ballesteros, Venteadero, Canal de los Geógrafos, Laguna Grande, Los Barrerones, La Plataforma.

A las seis de la mañana salí de Madrid con mi amigo Carlos con la intención de empezar a caminar con las primeras luces del día. Tras dejar el coche en La Plataforma comenzamos a subir Los Barrerones a buen ritmo, aunque algo fatigados por el considerable peso de nuestros macutos. El peso adicional del saco de dormir y la comida para los dos días de montaña que nos esperan ralentizan nuestro paso según se va empinando el terreno, pero las vistas desde mirador de Los Barrerones compensan el cansancio acumulado.



Las cabras campan a sus anchas por este terreno que tan bien conocen y se pasean entre las rocas buscando algún resto de comida que alguien haya dejado olvidado. Aunque ya son viejas conocidas, siempre me sorprende la destreza con la que saltan de roca en roca y la facilidad con la que se desplazan en un terreno tan caótico. Algunas se muestran especialmente dispuestas a colaborar cuando saco mi cámara de fotos.




Durante el camino de descenso hacia la Laguna Grande, la ruta por la que subiremos al Casquerazo va apareciendo cada vez más clara frente a nosotros. La Portilla de los Machos nos desafía todavía en la distancia y no puedo evitar recorrerla mentalmente una y otra vez. Conozco bien la subida y sé que es asequible, aunque exigente. Lo que no tengo tan claro es el camino que hay que seguir desde allí para llegar hasta la cima del Casquerazo. Desde aquí abajo parece que, una vez alcanzada la portilla, simplemente hay que girar hacia la izquierda y recorrer los últimos metros, pero el recuerdo que tengo es que antes de alcanzar la cima hay algún que otro paso comprometido.


Casi sin darnos cuenta llegamos a la Laguna Grande, que tendremos que rodear para llegar al refugio Elola, donde tenemos reservada noche y cena.


Tras avisar de nuestra llegada en el refugio, comenzamos la ascensión a la Portilla de los Machos por un camino hitado que progresa por el lado izquierdo. Liberados del peso de los sacos de dormir y de parte de la comida vamos ganando altura a gran velocidad.






Desde las inmediaciones de la Portilla de los Machos la cumbre de La Galana presenta a lo lejos un aspecto imponente, por lo que decido montar el tele y acercarla unos cuantos cientos de metros.


Cuando nos separan pocos metros de la cima del Casquerazo echo la vista atrás. La cumbre del Almanzor, objetivo que tenemos fijado para el domingo, se yergue en la lejanía tratando de tocar el cielo.


El camino hasta la cumbre del Casquerazo está bien marcado, pero tiene un par de tramos en los que hay que extremar la precaución para evitar cualquier resbalón inesperado. No tiene pasos especialmente complicados más allá de un par de entretenidas trepadas, pero la caída es considerable. Superados los últimos metros, alcanzamos por fin la cima. ¡Qué gozada de vistas!


Ya de regreso a la Portilla de los Machos me entretengo de nuevo un rato con el tele fotografiando la peculiar forma de la Laguna Grande.


Retomamos el descenso y a los pocos minutos me vuelvo para mirar hacia la cima del Casquerazo. Un momento, ¿ese bloque que se ve ahí arriba es donde me subí antes? Tiene pinta, me contesta Carlos que, como adivinando mis pensamientos, se ofrece para hacerme una foto si decido volver a subir. Dicho y hecho. Le dejo la cámara con la exposición preparada, le indico el encuadre que más atractivo me parece y... ¡otra vez para arriba! Alcanzo la cumbre en apenas un cuarto de hora y le hago señas para que dispare.


Cuando llego de nuevo a su altura reiniciamos nuestro descenso. Vamos todo el rato pegados a la imponente pared de nuestra derecha. Demasiado a la derecha, quizás, tanto que de repente nos damos cuenta de que tenemos a tiro la Portilla de los Hermanitos, hacia la que dirigimos nuestros pasos para, tras un breve descanso, continuar bajando.


Ya cerca de la Laguna Grande nos acercamos a una de las múltiples pozas de aguas cristalinas que hay por la zona. En un principio pensamos acercarnos a la famosa Charca Esmeralda, pero está tan concurrida que finalmente optamos por remojar nuestros pies en otra cuyas aguas nada tienen que envidiar a las de la primera.



Bajamos, por fin, hasta el refugio. Son las seis de la tarde y queda todavía una hora y media para la cena, así que decidimos recorrer parte de la orilla de la Laguna Grande en busca de un sitio donde descansar. El bajo nivel del agua deja al descubierto curiosas formas graníticas...


... y la vegetación tapiza la superficie de la laguna más famosa de Gredos.


Hago un último retrato a este agradecido ejemplar de cabra antes de irnos a cenar al refugio...


... y nada más salir, con la digestión apenas empezada, observamos que las nubes se acercan al horizonte. El atardecer promete, así que cogemos el trípode y subimos unos metros hasta la poza donde habíamos estado descansando hacía apenas unas horas. Cuanto más avanza el atardecer más difícil se me hace encontrar palabras que lo describan.



 Después de contemplar semejante espectáculo nos vamos a dormir, mañana nos espera una dura subida al techo del Sistema Central, con madrugón incluido. Tras un intento fallido -jamás escuché semejante concierto de ronquidos- decidimos salir un rato fuera para ver si había salido ya la Luna. La foto de rigor y a por nuestro segundo intento de conciliar el sueño. No hizo falta un tercero, a la segunda fue la vencida.


A las siete de la mañana del domingo ya estábamos de camino a la cima del Almanzor. El amanecer nos alcanzó llegando a la Portilla del Crampón y el espectáculo de luz y silencio volvía a ser sobrecogedor.




Recorremos los últimos metros de la portilla y accedemos por fin a la cara sur del circo para iniciar el ataque a la cumbre. Esta subida la conozco mejor que la del Casquerazo, pero el aire comienza a soplar cada vez con más fuerza y me hace dudar durante unos segundos de si lograremos llegar a la cima.


Avanzamos con precaución siguiendo una vez más los hitos que llevan a la cumbre cuando nos cruzamos con tres personas que han pasado la noche en la antecima. Uno de ellos se queda esperando mientras los otros dos suben al Cuerno del Almanzor, ascensión que tras casi una decena de subidas al Almanzor todavía no me he atrevido a hacer y, visto el aire que hace, parece que la deuda seguirá pendiente.


Últimos metros de desnivel, últimos pasos delicados donde toda precaución es poca y... ¡cimaaaa!


Nos hacemos las correspondientes fotos de cumbre y el aire nos obliga a retirarnos en apenas dos minutos. Hacemos con precaución los destrepes y decidimos atravesar el Cuchillar de Ballesteros hasta el Venteadero para descender por la Canal de los Geógrafos hasta el refugio. Y de allí al coche tras dos días inolvidables en el Circo de Gredos, que nunca defrauda, que siempre sorprende y que siempre se despide invitándonos a volver.




*No quería cerrar el post sin agradecer expresamente a Carlos su buena disposición y su paciencia a la hora de seguir mis indicaciones sobre encuadres, exposición y demás aspectos fotográficos en cada una de las fotos que le pedí que me hiciera con mi cámara y que aparecen en este reportaje. Gracias mil, compañero.


jueves, 8 de marzo de 2012

Últimas luces en Cabezas de Hierro

Hace casi tres semanas tuve la suerte de presenciar este bonito atardecer en la cara norte de Cabezas de Hierro. Los últimos rayos de sol se colaban entre las nubes para iluminar a su antojo unas zonas y dejar otras en sombra. El momento duró apenas unos minutos, pero llegué a Cotos justo a tiempo para hacer estas fotografías que os muestro a continuación.